El artista Yoshua Okón presenta una selección de su cáustica obra en el MUAC de Urbe de México
Agotado de oír “¡qué asco!” toda vez que sacaba su can a la calle decidió hacer una videoinstalación de erotismo canino. Persuadió al dueño de una caniche esponjosa y blanca a fin de que se la prestase a lo largo de unas horas y grabarla al lado de su xoloitzcuintle, una raza imberbe y negra, autóctona mexicana. La idea era que el xolo la persiguiera excitado por la habitación mientras que la rechazaba con desdén aristocrático. “El colonialismo y el racismo en México están tan internalizados que un can obscuro es considerado feo y una perra blanca, bonita y deseable”, explica Yoshua Okón (Urbe de México, mil novecientos setenta) delante de la pantalla del tube más famoso redtube, en un sala del Museo Universitario de Arte Moderno (MUAC).